Hospital Álvaro Cunqueiro: ¿rentable para quién?

El nuevo hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo comienza su andadura entre malestar general, protestas de los trabajadores y promesas no cumplidas. El que aspiraba a ser uno de los hospitales más modernos de Europa, empezó a funcionar en el mes de junio después de varios retrasos que aumentaron todavía más la polémica que ya había generado este plan público-privado promovido por la Xunta. Aunque solamente se quedase en “privatización de servicios de apoyo y/o de actividades concretas” que dirían de la llamada externalización, este hecho en sí mismo ya podría causar deficiencias en la atención sanitaria respecto al otro modelo. ¿Es rentable solamente para quien la gestiona o también para los ciudadanos? ¿Se está pasando a una gestión sin escrúpulos que prima el beneficio económico antes que la salud?

El germen de la ‘externalización’

Hace algunas semanas, la ahora exconselleira de Sanidade Rocío Mosquera, recordaba la razón por la que en 2009 –cuando el Gobierno de Feijoo acababa de tomar posesión- la Xunta optaba por una fórmula hasta entonces desconocida para los gallegos: la colaboración público-privada en la construcción de un hospital. La exconselleira afirmaba que la decisión era o blanco o negro, “hacer o no hacer el hospital”. Pero no era nada nuevo en nuestro país; esta fórmula de financiación y gestión mixta ya la conocían en otras comunidades autónomas. El Álvaro Cunqueiro sigue las pautas que marcó Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid; la construcción de hospitales bajo el modelo de gestión mixta y la externalización de determinados servicios. Además, la privatización del sector se había ido profundizando desde 2001 –en el primer Gobierno de José María Aznar- aunque en los últimos años se ha hecho mucho más notable.

NUEVO HOSPITAL DE VIGO

Vista aérea del hospital Álvaro Cunqueiro. Foto: Xunta de Galicia

Los sobrecostes de la obra

El presupuesto inicial del nuevo hospital vigués se cifró en 360 millones de euros. Los informes finales calculan un sobrecoste de 1.000 millones sobre la partida inicial. La modificación del proyecto inicial, que en un principio sería acometida por el sistema público, corre a cargo de una Unión Temporal de Empresas (UTE) liderada por Acciona mediante la redacción de un Proyecto de Ejecución Definitivo que redujese los costes de construcción y equipamiento del centro, manteniendo los beneficios a las empresas adjudicatarias.

Polémica con el número de camas

La Consellería de Sanidade de la Xunta de Galicia anunció que el nuevo hospital tendría 1.465 camas, de forma que reduciría las listas de espera en la comarca para ingresar en la sanidad pública. La realidad es que el número previsto se ha reducido y el Álvaro Cunqueiro se presenta con 845 camas disponibles para una población en torno a los 600.000 habitantes.

Ausencia de servicios de necesidad

El hospital ha abierto sus puertas con once quirófanos menos de los previstos y con la ausencia de un laboratorio que permita el análisis de las muestras. Como consecuencia, son enviadas al hospital Meixoeiro, a unos 15 minutos en coche. Otro problema es la ausencia de un servicio de resonancias magnéticas. A pesar de que el traslado de pacientes comenzó en agosto, el nuevo equipo de resonancia no estará operativo hasta mediados de noviembre, y por ahora, los servicios se llevan a cabo en un autobús situado en los exteriores del hospital. Algunos facultativos afirman que “comenzar los traslados antes de que concluyeran las obras era innecesario”.

Un parking de concesión privada

El hospital se encuentra en una zona de escasa ocupación y alejado del centro urbano. Las conexiones con el complejo todavía son escasas y los vehículos particulares tienen que pagar a 1,86 euros la hora -12 euros el día-  en un parking de concesión privada. Este hecho ha sido uno de los temas más polémicos, y el alcalde de Vigo, Abel Caballero, considera el precio una especie de “copago encubierto” y a petición unánime de los vigueses, afirma que “le he exigido a Feijoo que las 3.000 plazas del hospital sean gratuitas”. El presidente de la Xunta acusa a Caballero de “boicotear” la puesta en marcha del hospital. El portavoz de SOS-Sanidade Pública, Manuel Martín, señala que “lo del parking no es más que otro ejemplo más de improvisación y una demostración de que solo se mira por los intereses de la concesionaria y no de los usuarios”.

 Los costes del ingreso

La base de las protestas de los pacientes se centra en el precio que tiene estar ingresado en el nuevo hospital. Allí se paga por la televisión (4,48 euros al día), por la radio (1,2 euros al día) y por la conexión wifi (3,02 euros al día). Otros gastos que han avivado la polémica derivan de la obligación de pagar por el pan y el agua que acompañe a cada comida, entre otros.

Brotes de Aspergillus

Otra de las protestas por parte de los ciudadanos y trabajadores del hospital se debe a la aparición de la bacteria del Aspergillus. A principios de septiembre, un paciente ha fallecido; en la autopsia se han detectado hongos del Aspergillus. Además, existe preocupación por las deficiencias en la estructura. El techo de algunas consultas se ha venido abajo, y también se ha podido presenciar la actividad de roedores en el recinto hospitalario.

El caso del hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo genera preocupación en los ciudadanos y en los trabajadores. Un claro ejemplo es la huelga del 13 de octubre, que tuvo -según la Junta de Personal- un seguimiento del 90%. Existe una opinión generalizada sobre la incompetencia de los gestores y una petición clara por la restauración de una sanidad pública y gratuita. Muchos de los problemas anteriores no solo no se han solucionado, sino que se suman a otros nuevos, como la localización del hospital o las deficiencias en la estructura. Se prevén movilizaciones ciudadanas en contra de este modelo sanitario que genera tanta controversia. En definitiva, este modelo es rentable para el Estado, pero ¿y para la salud?

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