Uno se va y otro llega

ANÁLISIS// ARABELLA OTERO CERPA

Desde el pasado viernes los informativos internacionales han estado plagados con la toma de posesión de Donald Trump como 45º presidente de los Estados Unidos tras ganar las elecciones generales del pasado 8 de noviembre contra la demócrata Hillary Clinton. Este cambio viene condicionado más que nunca por la enorme diferencia que muestran los dos presidentes, Barack Obama, demócrata, y Trump, republicano. La diferencia física entre ambos nos sirve de metáfora para explicar las posturas políticas opuestas que estos defienden.

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Imagen comparativa entre el seguimiento del discurso de toma de posesión de Trump en 2017 y el de Obama en 2009

Trump, tras comenzar su andadura como nuevo presidente de los EEUU, ha dado inicio a una nueva era que los ciudadanos estadounidenses han recibido con rechazo. Comienzan unos años impredecibles en lo que a política estadounidense se refiere, ya que el mismo Trump ha prometido ‘’romper con el orden establecido y restaurar la grandeza estadounidense’’.

‘’Todo empieza hoy’’ escribió el nuevo presidente en su cuenta de Twitter. Y así es, tan solo unas horas después de pronunciar su discurso de toma de posesión Trump ya estaba manos a la obra en su tarea de deshacer todas las políticas puestas en marcha por su antecesor Barack Obama. No hay lugar para la sorpresa, ya que el mismo Trump durante su sermón prometió que dedicará los cuatro años de su mandato a endurecer el control en las fronteras, a fomentar la recuperación de la economía nacional y por último, recalcándolo de forma contundente, hacer respetar a los Estados Unidos de América ante el resto de países del mundo.

Estas declaraciones ocasionaron un rechazo en la ciudadanía que se vio reflejado en actos controlados de los manifestantes, que intentaron interrumpir el acceso de los interesados al recinto y en diversos carteles, que durante el acto de toma de posesión asomaban por encima de la cabeza de los asistentes. En ellos se podían leer frases como ‘’Rechaza y resiste’’ o ‘’Sólo es el títere naranja de Putin’’.

Pocas fueron las palabras de agradecimiento hacia el presidente anterior, las hubo tanto para Obama como para su mujer, Michelle Obama, pero rápidamente el nuevo mandatario comenzó a hacer una lectura en alto de lo que había sido su guión de campaña. Cabe resaltar como menospreció el trabajo realizado por Obama durante el mandato anterior realizando durante su discurso una denuncia de la situación actual del país al igual que con críticas hacia el gobierno anterior.

A medida que transcurrían los dieciséis minutos de discurso del presidente pocas fueron las menciones positivas ante la situación actual del país. «Estados Unidos comenzará a triunfar otra vez, a triunfar como nunca antes”, dijo. “Recuperaremos nuestros empleos. Recuperaremos nuestras fronteras. Traeremos de vuelta nuestra riqueza. Y traeremos de vuelta nuestros sueños”. Utilizó tintes nostálgicos durante el discurso que invitaban a los allí presentes a recordar una época gloriosa del país muy diferente a la situación actual del mismo, que lo describía como un paisaje sombrío envuelto en la pobreza, las drogas y las pandillas. Pero esta nostalgia no consiguió despertar ese sentimiento en todos los que allí presentes o desde sus casas seguían la toma de posesión.

La incertidumbre en cuanto a las nuevas políticas que Trump quiere implantar viene condicionada por la innumerable cantidad de contradicciones que el presidente y su gabinete tienen en sus declaraciones a los medios de comunicación que muchas veces no casan con las afirmaciones que estos hicieron durante la presentación de su programa de campaña electoral.

Una de las promesas del nuevo presidente es la construcción de un muro a lo largo de toda la frontera con México pero existe un problema: ¿Quién lo va a pagar?; los mexicanos se niegan a hacerlo y todo apunta a que el pago inicial correría a cargo de los norteamericanos. Se calcula que su construcción costaría más de veinte mil millones de dólares americanos, y eso que mil de los tres mil kilómetros de frontera ya fueron vallados por el gobierno de Bill Clinton. Aunque Trump prometió que la construcción de este muro iba a comenzar de inmediato esto no será así, tal y como ha admitido el propio Secretario de Seguridad Nacional John Nelly ya que ‘’una barrera física no será suficiente’’ y habrá que reforzarla con ‘’patrullas de agentes, sensores y dispositivos de observación’’. Por lo tanto el coste de la construcción del muro no solo quedaría en los veinte mil millones de dólares, sino que habría que añadirle trece mil millones anuales que costaría su mantenimiento según ha calculado el periódico norteamericano Político.

Otro de los temas que mayor polémica han creado tras el discurso de Donald Trump, el pasado 19 de enero, fueron los gestos que el nuevo mandatario tuvo hacia su mujer Melania Trump y los gestos de la misma durante el acto. Durante las primeras apariciones de la Primera Dama hemos podido observar innumerables gestos en los que la mujer del nuevo presidente parece no sentirse totalmente cómoda en la nueva posición que ella misma ostenta, después de que su marido se haya proclamado presidente de los Estados Unidos. Todos estos gestos recogidos por los medios de comunicación y publicados en sus versiones digitales, se han viralizado rápidamente a través de las redes sociales, generando todo tipo de opiniones a través de Twitter y otras plataformas.

Tras hacer el juramento, Donald Trump afirmó: ‘’Recordaremos este día como el día en que la gente volvió a tener el control de su gobierno’’

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